La presión intraocular o tensión ocular es la presión que ejercen los líquidos oculares contra la pared del ojo, la cual es necesaria para que este órgano se mantenga distendido.
Cuando la tensión se eleva por encima de los 22 mm Hg, se habla de hipertensión ocular. No todos los pacientes con hipertensión ocular desarrollan un glaucoma, aunque si que es importante un control de la misma ya que un porcentaje importante de pacientes con hipertensión ocular puede acabar desarrollando una afectación del nervio óptico, es decir, un glaucoma.